Ataque: te quiero y te detesto. Me odio por hacerlo. Me digo y me desdigo. Hago, rehago y deshago; sin saber muy bien cuál de las tres opciones es la correcta. Me extravío en un laberinto inútil de ideas ilusorias. Me quemo. Me lamo las heridas y otra vez me acerco al fuego. No acepto la rendición. Me convierto en guerrillera cercando tu razón, única defensa. Ataco, fusilo y pongo zancadillas.
Contraataque: balas de indiferencia.
Tocada y hundida.
4 comentarios:
Si me permites un consejo, no ataques la razón, ataca el corazón.
Besos de ataque, Ignacio
Gracias por tu consejo. He estado reflexionando sobre lo que dices y sí, tienes razón. De todas formas, cuando la indiferencia es la única respuesta a mis ataques, creo que no merece la pena seguir luchando.
Besos contraatacados!
y tocada bueno, pero hundida ¡nunca!
Me gusta lo que leo, me quedo:)
Besosss
Hola Marian,
Gracias por pasarte. El asunto es que me hundo un ratito... escribo... y luego ya estoy enterita y a salvo de nuevo... jeje.
Ésta es tu casa.
Un besazo!
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