martes, 28 de julio de 2009
Recuerdos de la ciudad empedrada
Una a una contaba las piedras del camino. De formas diferentes y ensambladas a la perfección para dar forma, en su totalidad, a la ciudad empedrada.
Las luces la iluminaban dándole un halo de magia y romanticismo que la obligaban a no poder sentirse de otra manera. Estaba enamorada y eso era un hecho.
“Nadie te besará como lo hago yo”. Su tono denotaba seguridad, y una pizca de arrogancia. Ella rió, incrédula.
A pesar del tiempo pasado y la distancia, las recordaba, como palabras pronunciadas la noche anterior.
Y aún busca, desesperada, otros labios que la besen como lo hicieron los suyos.
A Roma y a lo que allí se quedó.
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7 comentarios:
nunca hay dos labios que besen igual, ¿verdad?
aquí sigo, leyéndote...
besos
K
Es cierto! Aunque hay algunos que dejan una huella difícil de borrar...
Gracias por seguir ahí. Deseo que te recuperes pronto. Yo también sigo aquí para lo que necesites.
Un besazo!
Los besos como la primavera siempre traen flores nuevas. El pasado no existe en las flores siempre es el momento. Gracias por tus besos robados
Gracias a ti Beckett por pasar.
Un beso!
Siempre estan esos besos unicos, que buscamos repetir (me temo que inutilmente...)
Un placer leerte
Beso
Las piedras son poesía a veces.
En las piedras queda nuestra huella y en nosotros el recuerdo de todas y cada una de ellas. Gracias Leo por pasar.
Pricesita! Dime a dónde tengo que enviarte esa camiseta.
Un beso!
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