jueves, 12 de junio de 2008

El encuentro

Existen personas que aparecen por casualidad. Hay otras que llegan porque así ha de ser. Y otras, en cambio, por las dos cosas.

La casualidad y el destino tejieron nuestro encuentro. Punto a punto. Coma a coma.

No visitaron las risas, las emociones, las palabras. Y ya no pudimos dar marcha atrás. Para cuando nos dimos cuenta yo ya estaba enganchada a ti. Y tú... tú no podías reprimir las ganas de abrazarme, de sentirme, de hablarme.


Te preguntabas mil veces por segundo si estaría pensando en ti. Y sí, lo estaba.

Lo estoy, de hecho, mientras escribo estas palabras y mis pensamientos me acosan con una sola imagen: la tuya.

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