miércoles, 17 de diciembre de 2008

Mentiras


Si vas a volver a mentirme, no quiero que malgastes saliva.
Ahórrate palabras, silencios, miradas,…
Puedo vestirme de apatía para no sentir nada.
O de niña tonta para alimentar tu ego.

Fortaleza,
Desafío,
Desconsuelo,
Rabia,
Lágrimas,
Y al final
Impotencia.

Tú te creces y yo tropiezo.
La caída ya no es tan larga
Ni el golpe tan brusco.
Si vas a volver a mentirme, date la vuelta y vete.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Entre tu amor y mi cordura


Sonríes hasta desarmarme.
Y entonces atacas.
Preso de tu propio ego,
Seguro de tenerme.

Me tocas hasta desangrarme.
Líder indiscutible de mis sentidos.
Me ciegas, me ensordeces,
Tu piel en mi boca,
Tu perfume adentrándose en mi cuerpo.

Me miras hasta…
Hasta que me escondo.
Temerosa de la niebla
Que confunde mi razón.

Doy un paso adelante
Y te amo.
Un paso atrás al momento
Y te sigo amando.

He de decirte adiós.
La locura comienza a devorarme.
Mis dedos sólo escriben tu nombre
Y mi alma sólo quiere olvidarte.

martes, 25 de noviembre de 2008

Las miraditas de un hijo

Esta canción despierta en mí todo un volcán de ternura y amor maternal. Hoy estoy ñoña. ¿Por qué? Porque mañana mi retoño cumple dos años. Me lo voy a comer con leche y galletas, por si alguien se apunta...

Además quiero agradecerle a Vanito, aunque no lo vaya a leer, su amistad y el haber compuesto este peazo de tema. ¡Sabes que te adoro!

Y a mi enano, a Danel, dejarle escrito que es el hombrecito de mi vida y que lo quiero un montonazo, que pa eso soy su madre y le voy a estar besando delante de todo el mundo aunque tenga 15 años y se avergüence de mí. ¡Queda dicho!

De cuando me dijiste gracias

Cuando un amigo, al que aprecio especialmente, me dedica unas palabras bonitas, y encima no me las esperaba, me provoca un qué sé yo que sube desde el estómago hasta la garganta que me da fuerzas para seguir viviendo, al menos un día más, con curiosidad de ver lo que deparará el destino de cara a mañana.

Esta tarde me ocurrió algo así. Por eso he decidido dedicarle este post a ese amigo que de un tiempo a esta parte se ha convertido en uno de esas personas imprescindibles, de esas que si las pierdes duele, uno de esos considerados "mejores amigos". A parte de eso, me declaro una fan de su música, de sus letras, de sus directos tan sorprendentes y divertidos, de su escritura y de su interior.

Una de las canciones que más me gustan es ésta, Caridad. Y él es Julio Hernández, Trovador 2.0, cubano.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Lluvia sobre mi cabeza


Vivo en perpetuo estado de tormento
con la lluvia cayendo sin cesar sobre mi cabeza
empapadas las ideas
resfriadas las ilusiones.

La culpa viene y va
como amante enfermiza
se abalanza sobre mí
y devora mi cordura.

El frío se apodera de mi cuerpo
acurruco mi alma
guardo un vago recuerdo:
"no llueve eternamente"
y me duermo.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

La escalinata de la Universidad de La Habana


Esta mañana me acordé de uno de los momentos más divertidos que pasé en uno de los viajes que hice a Cuba. Dio la casualidad que a finales de marzo de 2005 se celebraba en La Habana un aniversario importante (no me acuerdo del número) de la "Unión de Jóvenes Comunistas" y de los "Pioneros de José Martí". Yo estaba ilusionadísima con poder asistir a las actividades que se hicieran ya que era una forma de acercarme aún más al pueblo cubano, con su idiosincrasia, su cultura y su día a día como ciudadanos de un país único en su forma de gobierno y política.

Sin ánimo de entrar en esto último, me enteré que una de aquellas noches había un macroconcierto en las escalinatas de la universidad. Un lugar espectacular. Bajo la larga escalera, el escenario. No faltaban las insignias y la propaganda castrista, así como los retratos del Ché Guevera y Camilo Cienfuegos. El lugar estaba lleno de jóvenes estudiantes, cubanos y lationamericanos, que vibraban con cada nota que les llegaba desde abajo. Hubo apagones repentinos, fallos técnicos. Nadie se sorprendió. Estábamos en Cuba, y esas cosas pasan a menudo.

Entre los grupos que tocaron estaban Moneda Dura y Buena fe. A los primeros ya los conocía. A los segundos, pegando fuerte en la isla en ese momento, no pero me encantaron. Más tarde me haría con su disco "Corazonero".

He rescatado este vídeo "Todos nacimos ángeles".

Hablando con tu recuerdo


¿Que si sigo pensando en ti? Qué preguntas haces. Claro que sí. Desde el día en el que te conocí, desde aquella tarde en la que nuestros ojos, y todo nuestro cuerpo después, se cruzaron. Saltaron chispas ¿te acuerdas? Los que se encontraban a nuestro alrededor no podían evitar mirarnos. Todavía me pregunto si lo hacían por el contraste de nuestras pieles o por la luz que irradiábamos en cada mirada que nos dedicamos. ¿Quién sabe? Además, ¿qué importa ya? Curiosamente mis ojos sólo encuentran tranquilidad cuando se pierden en la negrura de los tuyos, y a la vez chocan contra su perdición, contra el sufrimiento de no poder tenerte.

¿Y tú? ¿Sigues pensando en mí? Sé que no lo hiciste mucho. Tu ilusión por lo que teníamos te duró poco. Apenas unas horas, unos días, no más de un mes. No entiendo cómo me he aferrado tanto a tu recuerdo. Nunca me diste un atisbo de esperanza. ¿Sabes? Tengo la certeza de que mi corazón deseaba ser querido, y se sentía cómodo entre tus manos. A ti te quemaba y lo arrojaste al suelo.

Aún mis labios, a pesar de haber sido besados por otros labios, anhelan los tuyos. Sí, de verdad, no te miento. Sólo me volviste a besar una vez más, a regañadientes ¿recuerdas? En la oscuridad de aquel lugar y sorprendidos únicamente por los faros de los coches que pasaban. Parecíamos niños avergonzados, adolescentes ansiosos que no saben muy bien qué tecla tocar para que el acto no fuera malinterpretado.

Daba igual la tecla que tocaras. Yo ya estaba más que hundida. Todo lo que había construido los últimos años estaba a punto de desmoronarse. Entraste con fuerza, como un huracán. Y ¿sabes qué es lo que más me ha dolido? Que te fueras con la misma potencia con la que entraste dejando todo en ruinas. He tenido que ir piecita a piecita reconstruyendo mi pequeña isla para dejarla tal y como estaba.

Todavía me pregunto porqué una de las calas más hermosas la he reservado para ti. No pierdo la esperanza de volverte a encontrar como aquella primera vez. En vez de la ciudad, será el horizonte el que nos vea pasear de la mano.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Arenas de soledad

Esta tarde me ha vuelto a ocurrir. El gorrión se volvió a posar en mi ventana. Y de repente una extraña nostalgia y tristeza se adueño de mi mente, de mi alma y de mi corazón. Es curioso, porque este pajarito malcriado suele ser asiduo a visitar a la gente de Cuba que vive fuera de la isla. ¿Por qué me elige?

Cuando esto ocurre, la única forma de sentirme cerca de esa tierra rodeada de agua e iluminada por un sol que calienta más cerca que aquí, es sentarme delante de la televisión y ponerme una película de entra las tantas de mi "dvdteca". Guardo con cariño "Balseros", "Suite Habana", "Guantanamera", "Cosas que dejé en La Habana", etc. Pero esta tarde estaba más musical, así que he elegido mi favorita: "Habana Blues". Y he vuelto a pasearme por las calles de esa mágica ciudad en hermosa decadencia arquitectónica.

"Arenas de soledad" me arranca todas las lágrimas que guardo. Me pongo a llorar y no puedo parar hasta que me quedo seca.

martes, 11 de noviembre de 2008

Cubadicción

Llevaba mucho tiempo queriendo escribir sobre Cuba, su música, su gente, su arte, pero por una cosa u otra nunca acabé de animarme, nunca me atreví. Hasta hoy. ¿Por qué no? No soy cubana, ni soy una experta, pero estoy enamorada de esa isla y sufro una "cubadicción" enfermiza. Creo que aval suficiente para meterme en esta historia. Y a ver qué sale.

La cubanía entró en mí de una forma brusca. No fue ni siquiera algo que vas probando poco a poco y al final le coges el gustillo. No. Fue en el verano de 1998, año en el que yo todavía escuchaba únicamente música con guitarras estridentes y cantantes melenudos, cuando asistí a mi primer festival veraniego. Se llamaba "Dr. Music Festival" y hablo en pasado porque desgraciadamente ya no se celebra. Una pena porque era uno de los pocos festivales en los que se podía escuchar todo tipo de música. Ese año recuerdo que tocaban Deep Purple, Iggy Pop, Garbage, Richie Sambora, Los Mojinos Escozíos, Barricada, The Corrs... y un largo etcétera. Entre todos ellos, en la carpa latina, un colectivo de músicos cubanos llamado Habana Abierta.

Arrastré a mis dos acompañantes al lugar. Por curiosidad y por cambiar un poco de estilo musical. Y ¿qué decir? Lo pasamos en grande, bailando no sé sabe cómo y desmelenándonos a más no poder. Aquello música entró en mis venas y ya no he podido explusarla. A los pocos meses ya estaba embarcada en un avión rumbo a la isla caribeña.

Así que, qué mejor manera de estrenar blog que con la música de este maravilloso colectivo de músicos. Habana Abierta con su canción "Corazón boomerang", compuesta e interpretada por Vanito Brown en el último disco del grupo.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Verte dormir




El silencio reinaba en toda la casa. Lucía se encaminó hacia la habitación cuya puerta, entornada, ocultaba la cama donde debía estar tendido Carlos. Dio un paso tras otro, despacio, casi haciendo equilibrismos, para no hacer ruido. En el preciso momento en el que su mano se apoyó en el marco de la puerta, la madera crujió debajo de sus pies y Lucía, en un acto reflejo, la mandó callar.

Esperó, concentrada en cualquier ruido que pudiera venir de la estancia. No deseaba despertarle. Le gustaba verle dormir, tranquilo, bello. Animada por el silencio, siguió su ruta. Abrió la puerta y sus ojos se clavaron en el espejo que reflejaba la cama y sobre ella el cuerpo inerte de Carlos. Se giró y se sentó sobre el colchón, tímidamente. Y se quedó allí, mirándolo.

Lo amaba tanto que le dolía. ¿Cómo era posible? Todas las líneas de su rostro le resultaban hermosas. Aquellos ojos negros, ahora ocultos tras los párpados completamente relajados, la seducían cada vez que se fijaban en ella. Estiró el dedo índice y se paró a dos milímetros de sus labios. Se paseó de un lado a otro de su boca, sin tocarla. Con ella le había dado los besos más apasionados que jamás nadie le hubiera dado. De ella habían salido las canciones más hermosas que nadie jamás le hubiera dedicado.

No pudo contener sus deseos. Lucía acercó su rostro al de Carlos y besó sus labios. “Te regalo mi eternidad”.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Deshecha


Los dos cubitos de hielo aún flotaban sobre el licor que la esperaba sobre la mesa. Su mirada, fija en el vaso, se perdía en el brillo que la tenue luz proyectaba en él. Desconocía el tiempo que llevaba en la misma posición. Habrían pasado tal vez 10 ó 20 minutos desde que la soledad ocupó la silla que se encontraba frente a ella, sustituyendo el calor que él había dejado al irse. Se palpó la mano. Aquel anillo ya no significaba nada. Se lo quitó, sin apartar la mirada del vaso, lo sumergió en el líquido, y se lo bebió de golpe. Un escalofrío recorrió toda su espalda, un sabor ardiente provocó un ligero mareo y no pudo evitar que un quejido se escapara de su boca. Ahora recordaba porqué había dejado de beber. Odiaba esa sensación. Y evidentemente no iba a ayudarle en el duro trabajo de pasar página. Ni siquiera quería creer que su vida no fuera a caminar junto a la suya, de la mano, como ella había soñado, hasta que sus espaldas se encorvaran y su piel dibujara surcos imposibles. Sin embargo, ésa era la realidad. Se había acabado. Y sólo el dolor acabaría con el dolor.

NO A LA PORNOGRAFÍA INFANTIL

Dejo a un lado las historias para denunciar un tema que me toca mucho la fibra. Y es que si no respetamos la infancia, que es nuestro futuro, no podremos respetar nada. Un niño es un tesoro y como tal hay que cuidarlo, mimarlo y darle mucho amor. Es duro pensar que alguien pueda hacer daño a un ser tan pequeño e inofensivo. Me toca como mujer y como madre. Así que adelantándome al 20 de noviembre alzo la voz: NO A LA PORNOGRAFÍA INFANTIL. NO AL ABUSO A LOS NIÑOS.



lunes, 27 de octubre de 2008

Se fue


En silencio se fue, dejando un rastro de dolor agridulce, inconsciente, tan sólo imaginable por el mar de lágrimas que Lucía dejaba escapar cada vez que escuchaba aquella canción. No pudo decirle adiós. Se marchó. Ni siquiera le dijo si pensaba regresar.

lunes, 6 de octubre de 2008

Carta de renuncia


Voy a renunciar.
Renuncio a amarte.
Renuncio a soñar,
A imaginar un futuro,
A verte en todas partes.
Voy a renunciar a ti.

Renuncio.
Renuncio a mis aspiraciones.
Renuncio a los riesgos,
A las mariposas,
A los nervios.
Renuncio a los impulsos y a la espontaneidad.

Con dolor borraré el dolor.
Lloverá sobre mojado.
Viviré en un doble laberinto
Incapaz de encontrar el camino.
No hay salida.

Voy olvidar que te quise una vez,
Voy a olvidar que intento quererte,
Y voy a olvidar que deseo hacerlo.
Cerraré los ojos y todo se desvanecerá.
Renuncio, renuncio, renuncio.

viernes, 26 de septiembre de 2008

¿Ves?

¿Ves?
Con el simple reflejo
del brillo de tus ojos
todo mi universo
gira más deprisa.

Mírame más, anda.
Desgástame
hasta que no quede más en mí
que todo el amor
que guardo para darte.

Susúrrame al oído.
Cuélate entre
las mechas de mi pelo
como brisa otoñal.

Dejaré que me eleve,
y me lleve
si con eso consigo
acercarme de nuevo
aunque sea un instante
al cosquilleo de tu ombligo.

martes, 9 de septiembre de 2008

De repente... sola


Y de repente se quedó sola. Estaba rodeada de gente y aún así sentía como unos venían y otros se iban, en calma aparente. Los que llegaban le daban días, semanas, meses o incluso años de alegrías, charlas, confidencias, lágrimas y amor, de cualquier tipo. Sin embargo llegaba el día en el que se cansaban y la abandonaban. Algunas veces la que se cansaba era ella y dejaba de ofrecer esa complicidad que la caracterizaba.

Ahora estaba sola. Sola en el alma. Sola consigo misma. En su interior corría el llanto desesperado de quien desea algo con mucha fuerza pero no alcanza nunca su objetivo. Todo su cuerpo lloraba. Temblaba y un nudo en la garganta le recordaba que su posible pérdida le importaba más de lo que ella se hubiese imaginado. Volvía a ser la rechazada.

Hacía mucho que no se sentía así. Un “no” rotundo se enganchó en su corazón, al otro lado una cuerda, estiró y lo sacó de golpe, dejando desgarrado su pecho y un hueco negro en su lugar.

Lloraba por dentro. Nadie se dio cuenta de que esa melancolía que exteriorizaba era en realidad el reflejo del vacío que se había adueñado de su cuerpo, el último adiós que le había dejado el mes de junio.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Infravaloción sentimental


Quiero sentir tus labios posándose en los míos.
Dulces y provocadores.
Quiero apoyarme sobre tu pecho.
Dormir con el pausado sonido de tus latidos.

Sentir que has logrado tu paz.
Ser parte de ella.
También de tu contradicción, constante.
Acoplarme a ella.
Como pieza exacta del puzzle que cimientas.

Al rato la realidad me da una bofetada.
No puedo llegar a ti.
Frenas mis emociones, borras mis sentimientos.
Y se hace la nada.

Quiero quererte y tú no quieres que te quiera.
Me resisto a perder la batalla.
Lucho contra tu ausencia.
Sin ti no hay inspiración.

(¿No ves qué mierda he escrito?)

viernes, 1 de agosto de 2008

Un lugar al que poder escapar


Cada día inventa un lugar hermoso al que poder escapar. Cada día, al sentirse devorada por la rutina y la problemática diaria, cierra los ojos e imagina el lugar idóneo al que podría exiliarse. Y lo hace. Le ayuda a retornar a la realidad con más fuerza, con más ganas de luchar y de alcanzar sus objetivos.

Hoy se siente desbordada. El trabajo, la familia... todo le pesa como si tuviera la carga de llevar el anillo único al monte del destino. Se siente un poco Frodo, con la responsabilidad de que su mundo no se desmorone y la oscuridad deje para siempre su interior sin luz. Se siente al borde de la depresión pero es fuerte.

Cierra los ojos y se sumerge en las aguas que le llevarán a su isla. Nada ansiosa por llegar y tumbarse en la arena al amparo del sol que devuelve la vida a su frío cuerpo. Allí tendida se abandona al sonido de las olas y al cosquilleo que la espuma le provoca en los pies. Se duerme.

De repente nota como una mano recorre su cuerpo y acaricia los lugares más ocultos. Ese juego hace que se estremezca. Es extraño, su lugar de auto-exilio siempre había estado desierto. ¿Quién es el intruso? ¿Qué significa este giro en sus sueños? Sin embargo, se resiste a abrir los ojos. Y se deja hacer. Aquel cuerpo robusto se coloca encima de ella obligando a que sus piernas se abran ligeramente para dejar paso a la suave y delicada embestida. Se queda sin respiración al sentir el miembro duro y firme del desconocido. Y se sigue dejando hacer. Su boca se ve sorprendida por el jugueteo de una lengua hambrienta. Los cuerpos se mueven acompasados y mecidos por las olas.

No sabe el tiempo que ha durado, ni en qué momento ha decidido abrir los ojos para descubrir quién se esconde detrás de esa virilidad. Tampoco ha podido ver con claridad de quién se trata. Sólo sabe que se ha sentido bien y que volverá. De ahora en adelante su oasis ya no estará desierto. En adelante, invocará la presencia del extraño al que irá poniendo cara, poco a poco, hasta saber exactamente de quién se trata.

"¿Qué te pasa mami?". La voz de un niño la saca de su ensimismamiento.

El viaje ha terminado y sin embargo ya está deseando volver.

martes, 29 de julio de 2008

jueves, 17 de julio de 2008

La sonrisa y la culpa

Sonríe. Sonríe por favor. Él la miraba suplicante. Ella se perdía en el vacío. El color de sus ojos apenas era perceptible detrás de aquel océano de lágrimas que salía a borbotones sin poder contenerse.

Sonríe. Por favor, no estés tan seria. Pero los esfuerzos que ella hacía porque en su boca se dibujara una sonrisa, no eran más que muecas espantosas, tristes, ridículas.

Sonríe. Si no lo haces, me sentiré culpable. Eso llamó su atención. Sus ojos dejaron de llorar y se posaron sobre la boca de aquel hombre cuya candidatura a ser el elegido nunca había estado tan cerca de ser real. ¿Qué has dicho? He dicho que si no sonríes me sentiré culpable. La carcajada se escuchó en todo el edificio. Ella no podía dejar de reír, y él no entendía a qué se debía.

¿Qué te sentirás culpable? Preguntaba una y otra vez, incrédula. Su cara dejó de reflejar diversión y pasó a ser odio en estado puro. ¿De verdad no lo entiendes? Ella se levantó y se dirigió a la puerta, la abrió y señaló el rellano. Sal de esta casa, sal de mi vida. Él caminó hacia ella, despacio.

¿Por qué? Ella sonrió. No quiero que te sientas culpable.

domingo, 13 de julio de 2008

El miedo

Es el miedo el que nos deja paralizados. Me da igual lo que digas. El miedo. Sólo él. Nos impide dar el paso, saltar y sentirnos libres. El miedo con sus múltiples caretas. El miedo en forma de comodidad. El miedo vestido de indiferencia. El miedo.

Si te alejas es por miedo. Si callo es por miedo. Él nos obliga a estancarnos, a cerrar las puertas a cal y canto, a quedarnos en el mismo lugar y no querer avanzar. Él nos llena la boca de excusas y justificaciones, de explicaciones que ni nosotros mismos creemos.

Y le hacemos caso. Como si fuera un dictador disfrazado que nos llena la mente de buenos propósitos con técnicas de propaganda envolvente. Nos indica qué hacer, dónde, cómo y porqué. No dudamos de él porque pensamos que la razón es otra. ¡Qué manipulador!

Sólo cuando seamos conscientes de que el miedo es lo que nos impide ser libres, la senda hacia nuestro propósito estará más clara. Las malas hiervas se apartarán. Nuestra leyenda personal se escribirá con mejor letra.

jueves, 10 de julio de 2008

La búsqueda

photo
Sobre el horizonte se dibujaba su silueta. Tenía las piernas recogidas y sus brazos las abrazaban. La barbilla apoyada en las rodillas y el pelo, suelto, se entregaba a los caprichos de la brisa que llegaba del mar.

El malecón era un lugar al que le gustaba ir. Perderse en la delgada línea imaginaria que dividía cielo y mar mientras sus pensamientos bailaban de un lugar a otro sin nada establecido que reflexionar ni ningún viaje que planear. Las olas dibujaban pliegues en el agua y rompían contra el muro provocando una espuma que llegaba a humedecerle los brazos desnudos. Lo agradecía. Hacía calor y no era muy amante de quedarse bajo el sol durante demasiado tiempo.

Cerró los ojos en un intento por fijar su pensamiento. Era la única forma de concentrarse. Hoy sí tenía reflexiones que hacer, decisiones que tomar. Su vida se había desarrollado de una manera más o menos fácil. Nunca le faltó de nada y tuvo problemas, como el resto del mundo, que de una manera u otra supo superar. Se sentía orgullosa de ello.

Sin embargo, no lograba sentirse feliz. Sí lo sabía, la felicidad es algo abstracto y sólo nos viene a visitar de vez en cuando, en determinados momentos. Pero aún así. Todas las cosas que lograba al final acababan por aburrirle. Tal vez su problema era que veía su vida como una consecución de metas. Y una vez conseguidas, las tiraba a la basura para buscar un reto más, distinto, vibrante, más complicado que el anterior y mucho más excitante. Se ponía obstáculos y los salvaba. Era una "natural problem solver" como una vez le dijo alguien. El asunto es que los problemas se los creaba ella misma.

Debía encontrar una solución. Las dos opciones eran claras: o conformarse con lo que tenía y cortase las alas; o saciar su sed de experiencias y seguir viviendo como si hoy fuera el último día de su vida. La primera era sencilla. Sólo tendría que aceptar lo que había conseguido hasta ahora e intentar "disfrutar" de ello. La segunda implicaba estar dando tumbos el resto de su vida, o hasta que alguien o algo consiguiera llenarle de tal forma que no tuviera que buscar nada nunca más, porque ya lo habría encontrado.

La música atronadora de un coche tuneado la despertó de su ensimismamiento. Lo maldijo. Pensaba que estaba llegando a algo concreto. Pero no, seguía en el mismo punto. Quería encontrar el equilibrio en su vida. Y por lo visto hoy no iba a poder ser. Así que se recogió el pelo. Bajó de un salto del muro del malecón y se alejó del mar. Volvería. Tenía asuntos pendientes.

martes, 8 de julio de 2008

Cosas que dejé en aquel lugar


Ternura.
Risas.
Oscuridad.
Besos.
Escalofríos.
Cariño.
Manos.
Desliz.
Sudor.
Palabras.
Te quiero.
No.
Abrazo.
Miedo.
Decisión.
Hasta pronto.
Frío.
Necesidad.
Contradicción.
Nostalgia.
Voces.
Lágrimas.
Canciones.
Reencuentro.

En definitiva,
cosas que dejé en aquel lugar,
en aquel rincón,
en ti.

martes, 1 de julio de 2008

Palabras vacías

Un te quiero de tu boca no sirve para nada. Una caricia resulta cínica. Un abrazo, innecesario. ¿Qué hubo de real? Mientras yo te entregaba mi alma en una bandeja de plata, tú te entregabas a medias y gota a gota, sin malgastar energía. ¿Dónde estaba tu otra mitad?

Ahora los segundos pasan despacio dándome tiempo a estudiar todo lo que vivimos, todo lo que tenemos. No veo con claridad. Una parte de mí quiere creerte, y la otra me empuja hasta el más caliente de los infiernos. Dentro de mí la desilusión y la rabia vengativa luchan en igualdad de condiciones contra el amor que aún siento. Mis lágrimas, testigos pasivos.

Las palabras se quedan vacías. Y yo me siento pequeña.

lunes, 30 de junio de 2008

¿Hasta cuándo? II

Irremediablemente, la misma pregunta, una, otra y otra vez. Sobrevuela su cabeza, amenazante. La tortura, la arrastra hacia la locura. Sus esfuerzos son inútiles. El tiempo, perdido. Ella siempre vuelve:
¿Hasta cuándo?

miércoles, 25 de junio de 2008

Más

Quiero ser el beso que te despierta,
y los brazos que te dan las buenas noches.
Quiero ser los dedos que te desnudan
y el cuerpo que se pierde en tu cuerpo.
Quiero ser la unión eterna de nuestras manos
y el inagotable hambre de nuestro deseo.
Quiero ser el recipiente de los "te quiero"
para guardarlos y que no se agoten nunca.
Quiero luchar contra tristezas y soledades.

Quiero ser musa que te inspira.
Quiero ser la protagonista de tus palabras.
Quiero ser la nota de tu guitarra.
Quiero ser la luna que te acune.
Y el sol que te alumbre.

¿Más? Siempre quiero más.

sábado, 21 de junio de 2008

Escalofrío

Lo observaba dormir. Su respiración acompasada, tranquila. Su mano se posaba sobre el pecho de ella, como queriendo contener su esencia. Le fascinaba mirarlo de aquella forma. Su dedo comenzó a jugar con su pelo enmarañado. Acarició su frente, sus ojos y bajó sobre aquella fina y preciosa nariz para finalmente posarse sobre sus labios. Evocó los besos hambrientos que aquella boca le había dado la tarde del primer encuentro y un escalofrío le recorrió la espalda.

Su mano siguió el camino, impulsada por la fina piel morena que envolvía aquel cuerpo. Acarició su cuello, su pecho con los pezones ahora relajados y se detuvo a jugar con el vello curiosamente rizado que cubría parte de su torso. Al apretar ligeramente sobre su ombligo, él se estremeció. Sin embargo, no se despertó.

Siguiendo la senda marcada, la mano se deslizó sobre su miembro, aún ligeramente erguido y palpitante de la última sacudida. Otro escalofrío.

Apoyó la cabeza sobre su pecho. Suspiró y lo abrazó. Deseó que aquella noche no terminara nunca. Finalmente se durmió con la tranquilidad de saber que aquel hombre era al que amaba.

viernes, 20 de junio de 2008

Un segundo

Uno.
Un segundo desde tu última llamada.
Un segundo desde tu última palabra.
Uno.
Largo, eterno.
Un segundo para extrañarte.
Un segundo para evocarte.
Uno.

Un segundo menos...

jueves, 19 de junio de 2008

El amor se siente o no se siente

Era extraño. De repente aquel hombre le había hecho sentir especial. No recordaba que nadie la hubiese tratado de esa forma en su vida. Hacía una semana que se conocían y la explosión de sentimientos se asemejaba a la de la bomba atómica. Se preguntaba si los habría estado reservando para cuando llegara el momento oportuno. Tal vez lo que ocurría es que simplemente los había estado guardando en un cajoncito de su corazón para que no cogieran polvo, del poco uso que les daba, y él se merecía que los recuperara del olvido.

Se sentía feliz, llena de júbilo, y al mismo tiempo el miedo la dejaba paralizada. ¿Miedo a qué? No podía dejar de preguntárselo a sí misma. La respuesta era obvia: miedo a sentir; miedo a descubrirse, a darlo todo, a enamorarse sin tapujos, a la obligación de trastocar algo en su vida, o al placer de hacerlo; y también miedo al fracaso, a que no fuera real...

En fin, no era tan fácil como parecía. Sin embargo, estaba de acuerdo con lo que la protagonista de la serie de la noche anterior había dicho: "el amor se siente o no se siente, y no hay más complicaciones".

domingo, 15 de junio de 2008

viernes, 13 de junio de 2008

Los sentimientos andan locos

A sabiendas que te importo,
aún, si cabe, te quiero más.
Qué locura ésta de los sentimientos,
que sin llamarlos llegan.
Para quedarse ¡qué remedio!
y habitar en mí,
hasta que ya no me quieras.

jueves, 12 de junio de 2008

El encuentro

Existen personas que aparecen por casualidad. Hay otras que llegan porque así ha de ser. Y otras, en cambio, por las dos cosas.

La casualidad y el destino tejieron nuestro encuentro. Punto a punto. Coma a coma.

No visitaron las risas, las emociones, las palabras. Y ya no pudimos dar marcha atrás. Para cuando nos dimos cuenta yo ya estaba enganchada a ti. Y tú... tú no podías reprimir las ganas de abrazarme, de sentirme, de hablarme.


Te preguntabas mil veces por segundo si estaría pensando en ti. Y sí, lo estaba.

Lo estoy, de hecho, mientras escribo estas palabras y mis pensamientos me acosan con una sola imagen: la tuya.

martes, 13 de mayo de 2008

Adiós

- ¿Estás ahí?
- …
- ¿Estás?
- …
- ¿Por qué no respondes?
- …
- Sé que me oyes.
- …
- Por favor, contéstame.
- …
- No entiendo porqué me tratas así.
- …
- Te suplico que no me ignores, por favor, eso me duele tanto…
- …
- Y aún así te quiero. Te quiero tanto…
- …
- …
- …
- ¿Por qué tengo que aguantar esto? ¿Acaso no me merezco algo mejor?
- …
- Me voy, te dejo. Ya me cansé de sufrir. No me amas. Y a mí… a mí se me ha agotado la ilusión.
- …
- Adiós.
- No, no te vayas.
- Adiós.

viernes, 25 de abril de 2008

El tren

“Perder nunca se le dio bien” pensaba mientras miraba sus negros zapatos sentada en la estación. Los subía y los bajaba, en un pequeño balanceo. Su pelo tapaba parte de su cara. Se había convertido en un gesto consciente al que recurría cuando deseaba huir. Tampoco quería que le viesen llorar.

Un tren acababa de arribar. Ya lo había visto antes, muchas veces. Pero nunca lo había tomado. Lo observaba. Le fascinaban sus finas líneas negras, los bombillos dorados, las grandes ventanas a través de las cuales podía verse todo el interior. Aquel ruido de las ruedas rodando sobre las vías le parecía musicalmente hermoso.

Sin embargo, ella se quedaba allí sentada, una y otra vez, balanceando su frágil cuerpo, con el billete completamente arrugado en la mano y preguntándose qué es lo que le impedía levantarse, acercarse y subir… descubrir la vista desde dentro, envuelta en su calor, en su delicadeza.

Un pitido la despertó de su ensimismamiento. El tren comenzó a andar. Alzó la vista y le dijo adiós, con el corazón encogido gritando en silencio.

Tal vez ése no era su viaje, tal vez debería esperar un poco más, sin perder la esperanza, en la fría soledad de la estación. O tal vez, aquel tren no era al que se debería subir.

viernes, 11 de abril de 2008

Sin título

El grito no se escuchó. Ni retumbaron las paredes.
Su cuarto se hizo grande y ella se sintió pequeña.
"Sálvame por favor, no sé cómo salir de aquí. Me ahogo".
Y dos lágrimas resbalaron por sus mejillas.

miércoles, 9 de abril de 2008

Sin palabras

Como un vendaval. Así fue tu llegada.
Entraste en mi corazón, iluso él, que se entregó sin tapujos.
Un día te fuiste, sin mediar palabra.
Mi alma ha quedado en ruinas y aún te espero, sentada en el rellano de mis sentimientos, a que vuelvas a pedirme perdón.

((Dedicado a Mentxu))

lunes, 7 de abril de 2008

¿Hasta cuándo?

A veces lograba sacarla de quicio. Y era en ese preciso instante cuando se preguntaba si merecía la pena seguir con aquello. Colocaba sobre una balanza lo bueno y lo malo. De momento lo primero superaba a la tristeza, el enfado, los malentendidos y la soledad que día sí día no invadía su cuerpo. Sin embargo, aquella balanza nunca había estado tan cerca de llegar al equilibrio.

De él le había enamorado su inteligencia, su saber estar, su capacidad de razonar, su forma de hablar y sus ojos. Pero sobre todo, su sonrisa.

Aquel sentimiento de entonces no era más que la sombra de lo que ahora sentía. No sabía si las decepciones habían dado lugar al agotamiento emocional o si simplemente la primera fase de enamoramiento había pasado y ahora lo veía todo completamente lúcida, sin disfraces, sin papel de regalo.

Lo quería mucho, eso no lo podía negar, sin embargo gran parte de aquella pasión irrefrenable de los primeros meses había desaparecido. Ni siquiera le deseaba como antes. Se preguntaba hasta cuándo podría aguantar. ¿Hasta cuándo?

Al rato volvía a pensar en ello. ¿No serían sus sentimientos totalmente injustos? Al fin y al cabo era un bueno hombre. Se sentía culpable y al momento, se autoconvencía de que ya no era el de antes. Su sonrisa no era la misma. ¿Estaría él también decepcionado? Y… ¿hasta cuándo podría soportarlo? ¿Hasta cuándo?

jueves, 3 de abril de 2008

Anoche soñé


Anoche soñé.

Recuerdo haber muerto y haber renacido. Sin embargo, en esta ocasión, mi cuerpo era distinto. No tenía brazos, sino alas. Mis piernas eran delgadas y frágiles, y eran cuatro en vez de dos. Había desaparecido mi melena negra, y en su lugar dos largas antenas habían crecido. Caí en la cuenta: era una mariposa. ¡Y podía volar! Volar…

Lo primero que hice fue volver a ver a los que en mi vida anterior había querido: mi madre, tan fuerte y tan delicada al mismo tiempo; mi hermana, tan bella; mi niño sonriente y juguetón; los hombres a los que amé, a los que perdí, a los que nunca tuve; mis amigos, con los que tanto me reía. Les echaré de menos.

Sin embargo, es hora de dejar todo atrás, y comenzar mi nueva vida. Una en la que no tenga otra obligación que dejarme llevar. Por el viento, la brisa del mar, por el calor del sol y el frío de la lluvia. Mis alas se abrirán y volaré, volaré… hasta donde ellas me quieran llevar.

viernes, 28 de marzo de 2008

¿Por qué?

¿Por qué si me asomo a la ventana sólo veo la lluvia caer?
¿Por qué al mirar al lado contrario aquel rincón parece estar tan oscuro?
¿Por qué camino por las calles vacías sin rumbo?
¿Por qué mi imagen en el espejo se desvanece?
¿Por qué no puedo dejar de pensar en ti?

La liberación

Sandeces. No iba a escuchar lo que ella tuviera que decirle. Su rabia, su odio, y su dolor eran más fuertes que su respeto por la vida. Al menos por la vida ajena. Se levantó temprano. Era viernes. Al incorporase, Naia se despertó. "¿Adónde vas?" La pregunta no era necesaria. Ella sabía perfectamente cuáles habían sido las órdenes. Josu debía obedecerlas, no porque pensara que era una obligación, si no porque tenía la convicción de que lo que debía hacer era lo correcto. Naia no lo creía así, pero a pesar de haber intentado convencerle de que dejara la banda, Josu quería ser parte activa de la lucha. Su pueblo debía ser liberado y todos los que pensaran lo contrario eran sus enemigos.

Las lágrimas de Naia no pudieron reprimirse y salieron a borbotones de sus bonitos ojos azules. "¡Por favor, no vayas! No es el camino. Al menos hazlo por mí." Pero ni siquiera el amor que sentía por ella iba a detenerle de lograr su meta. Cogió su arma y salió de la habitación, dejando a Naia tirada en la cama y con la respiración entrecortada.

Una vez en la calle fijo su mirada al frente. Ni siquiera saludó a Txema que pasaba por su lado con el pan recién salido del horno bajo el brazo. Su mente sólo tenía un pensamiento: su objetivo. Cuando llegó al lugar, miró su reloj. Las nueve menos cuatro. Había llegado justo a tiempo.

La puerta del portal de enfrente comenzó a abrirse. Su objetivo se disponía a salir. Josu se incorporó y salió de donde se hallaba escondido. Dio un paso tras otro, sin titubear. A medida que la distancia iba reduciéndose sacaba la pistola del bolsillo de su chaqueta y apuntaba al hombre que tenía delante.

Tres tiros. Ni uno más. Fue la orden. Tres tiros. No fueron necesarios más. El cuerpo, sin vida, cayó ante sus pies. Josu cerró los ojos y respiró hondo. Guardó la pistola y dio media vuelta. Su objetivo había sido abatido con éxito. La libertad estaba más cerca.

El día

El día que me vaya no se enterará nadie.
El día que todo cambie sólo lo sabré yo.
El día que lo deje todo nadie se sentirá herido.
Porque el día que yo parta, a nadie le importará.

La frontera

Sentirse culpable no era la solución, pero tampoco podía quitarse esa sensación de la cabeza. Se maldecía a sí misma por ser como era. Pero también maldecía a su madre por hacerle sentir de esa manera. Esa forma inconscientemente egoísta de llevarla a su terreno para que hiciera las cosas tal como ella las haría. Se sentía estúpida. Bien sabía que odiándola no resolvería nada, sin embargo la necesitaba, eso era innegable. Y la quería. La vuelta a su regazo una y otra vez cuando un problema aparecía era como una droga de la que deseaba desengancharse una vez su madre había pasado la invisible barrera que separaba la ayuda de la intromisión.

No podía evitarlo: la quería tanto como la odiaba. Qué extraño sentimiento.

La red

¿Qué es el amor si no un abismo? ¿Qué es el amor si no un haz de luz más allá de la oscuridad? Ella tenía miedo. ¿Y si se equivocaba de nuevo? ¿Y si no encontraba el camino? ¿Y si al tirarse al vacío y sin red se estrellaba y volvía a perder la fe en el amor?¿Y si él no la quería cómo ella esperaba? Eran tantas las preguntas que en su mente se agolpaban que las lágrimas le salían sin querer.

Se las secó, encogió los hombros y recordó algo que una amiga le había dicho días atrás: "Si no te tiras sin red, no sabrás si puedes volar".

¿Que andarás haciendo?

Me pregunto qué andarás haciendo en estos momentos mientras yo intento trabajar y mi mente no me deja. Ella sólo tiene pensamientos para ti. Una niebla, como la que se instala cada anochecer en las calles de Londres, la invade no dejando cabida a otra cosa que no seas tú.

Te imagino riendo. Me gusta tu sonrisa, tan tierna, tan tímida, tan pícara. Me derrito sólo de pensarlo. Te miro a los ojos, ésos que son capaces de atravesarme y llegar hasta lo más profundo de mi ser, sin palabras. Mi mano quiere posarse en tu mejilla. Hace tiempo que no te toca y se está olvidando de tu piel.

Qué lejos te siento. Y caigo en la locura de no saber si al regresar volveré a sentir lo mismo. Mientras, te mantengo vivo en sueños, en canciones.

La culpa

La oscuridad se cernía sobre la ciudad. Descalza, María recorría aquel callejón, segura de que al final encontraría lo que buscaba. Apenas sentía frío, a pesar de que el suelo aún estaba húmedo por la tormenta caída dos horas antes

Sus brazos caían como muertos y su cuerpo estaba encorbado. María tenía el maquillaje corrido, seguramente debido a las lágrimas derramadas. Enrique la había dejado. "No es por ti", le había dicho. Y en ese preciso segundo todo el tiempo vivido con él pasó por delante de sus ojos, como en una película. Comenzó a atar cabos y el amor se le fue de golpe. Con los ojos bien abiertos, descubrió todos sus engaños, las mentiras, el egoísmo...

El calor le invadió el cuerpo. "No, no es mi culpa", le respondió. Abrió la puerta y dejó escapar su alma. El cuerpo casi sin vida de María se fue detrás de ella, en un intento vano de recuperarla. Pero era inútil, corría demasiado.

Agotada, María decidió regresar. Para entonces, Enrique ya se había ido. La casa se quedó medio vacía. Ahora estaba sola, desalmada y sin televisión. Se sentó en el sofá y se preguntó cuándo, la muy puta, pensaba regresar

jueves, 7 de febrero de 2008

La revolución

Todo parecía ir bien pero su interior estaba revuelto. Aquello comenzó hace algún tiempo, cuando aquel agente extraño se posó en su mente y le susurró palabras de deseo al oído. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la felicidad plena no existe. Que cuando algo te falta, sles corriendo a buscar eso que pueda llenar ese vacío, ese parche que tape la herida, aun a riesgo de que quede infectado, de esta manera, el resto de tu cuerpo. ¿Qué hacer entonces? El tumor llega hasta tu cabeza y comienzas a necesitar mantener ese hueco lleno, todo el tiempo. Tus pensamientos luchan por sobrevivir en el aquí y ahora para no salir volando hacia mundos inexplorados pero extrañamente deseables.
Estaba perdida.

Composición


Aquella canción hacía eco en su cabeza una y otra vez. Repasaba todas y cada una de las palabras para buscar su reflejo en ellas. Algunas, eran copia exacta de conversaciones mantenidas con él. Otras, en cambio, parecían exageradas, adornadas con sentimientos que él nunca le había expresado.

Su escepticismo hacía sombra a lo que vagamente ella deseaba creer: que aquella canción hubiese sido escrita en aquel momento en el que él no había podido evitar pensar en ella. Con un cigarro en la boca y el humo dibujando su presencia, sus dedos se posaban sobre la cuerdas y su voz escupía palabras inconscientemente. Todo su ser se encontraba en esa habitación, en la que él solía componer sus canciones. No era amor, pero sí un deseo incontrolable.

O eso al menos, era lo que ella, vagamente, deseaba creer.