sábado, 21 de junio de 2008

Escalofrío

Lo observaba dormir. Su respiración acompasada, tranquila. Su mano se posaba sobre el pecho de ella, como queriendo contener su esencia. Le fascinaba mirarlo de aquella forma. Su dedo comenzó a jugar con su pelo enmarañado. Acarició su frente, sus ojos y bajó sobre aquella fina y preciosa nariz para finalmente posarse sobre sus labios. Evocó los besos hambrientos que aquella boca le había dado la tarde del primer encuentro y un escalofrío le recorrió la espalda.

Su mano siguió el camino, impulsada por la fina piel morena que envolvía aquel cuerpo. Acarició su cuello, su pecho con los pezones ahora relajados y se detuvo a jugar con el vello curiosamente rizado que cubría parte de su torso. Al apretar ligeramente sobre su ombligo, él se estremeció. Sin embargo, no se despertó.

Siguiendo la senda marcada, la mano se deslizó sobre su miembro, aún ligeramente erguido y palpitante de la última sacudida. Otro escalofrío.

Apoyó la cabeza sobre su pecho. Suspiró y lo abrazó. Deseó que aquella noche no terminara nunca. Finalmente se durmió con la tranquilidad de saber que aquel hombre era al que amaba.

3 comentarios:

Zoe dijo...

He estado leyendo con atención algunas de tus entradas y me parece muy interesante lo que escribes, me queda claro que el cine es una de tus emociones fuertes (por no decir pasiones).

No nos conocemos, igual te envío un cordial saludo.

Pablo Mariosa dijo...

¡Hola!
Leí "Escalofrío" y te felicito porque es un escrito con un contenido erótico que está muy bien manejado (con sutileza) y que transmite una situación llena de naturalidad.
Te invito a visitar mi blog.
Saludos,
Pablo

JOSÉ TADEO TÁPANES ZERQUERA dijo...

Hola:
He disfrutado de este escrito interesante y que consigue transmitirnos una emoción. Besitos:
Tadeo